Un Granito de Arena
La vida de un ser humano sobre la Tierra es como una gota de agua en el inmenso mar. Parece separada, pero esta unida al Todo, ese océano infinito de agua palpitante siempre esta en continuo movimiento. Igualmente, cada experiencia individual es como un grano de arena en el desierto. Por toda la importancia y grandeza que una persona haya logrado alcanzar, no deja de ser un grano de arena entre muchos, al igual que todos.
Examinemos un grano de arena. ¿Qué hay en él? Una parte física visible compuesta de elementos químicos y otra parte invisible, mas esencial, por ser energía en manifestación con ciertos atributos muy especiales. Sin la parte invisible, no puede existir la visible, pues la estructura fundamental donde todo esta contenido en potencia. Esa parte invisible contiene la esencia de la vida. Ella nos da la oportunidad de crecer y experimentar a lo largo de muchas vidas, de infinito e ilimitado tiempo. Esto se llama evolución. Esta regido por la Ley de Vibración, por la Ley de Causa y Efecto a la cual llaman Ley del Karma.
Vamos a contar la historia de un pequeño grano de arena que que no se conformo con ser tan poco y cobijo siempre el intimo anhelo de crecer, de experimentar. La historia comienza así:
Erase, una vez, un simple grano de arena que se canso de su insignificancia, de tanto rodar en el desierto día y noche. El sabe que existen amplios horizontes, tierras menos cálidas, sorprendentes cielos azules y no se resigna a tan pequeña cosa. Un día, se decide y pide a Dios algo mágico que transforme su vida. Dios oye la plegaria del simple grano de arena.
-He oído tu pequeña voz- -le dice- Por tu deseo de elevarte, te voy a dar muchas oportunidades de crecer en el transcurrir del tiempo; pero, para ello, tienes que morir.
-Morir! ¿Que es eso? - pregunta el pequeño grano de arena. Yo prefiero cualquier cosa que me haga sentir cada vez mas grande, experimentar, crecer pues, siendo tan pequeño, se pierde mi vida en la insignificancia. Por favor! dame la oportunidad!
Dios, entonces, prepara un destino glorioso al pequeño grano de arena e idea un plan cuya ejecución plena requiere de infinitos siglos en el transcurrir del tiempo.
El sol inclemente va secando al simple grano de arena un día tras otro, se vuelve cansado, viejo. Ya sin fuerzas, habla al infinito en elevada y doliente queja.
-Tu, mi Dios, me prometiste un destino glorioso; pero aquí estoy agotado, sin esperanzas. ¿Qué es lo que quieres de mi? ¿Que has cumplido de tu promesa?
- Te dije que, para crecer, tenias que morir- le responde Dios- El pequeño grano de arena se arena- ¿Morir? ¿Acaso no he sufrido demasiado con el sol fuerte que me calcina, el viento que me empuja aquí y allá? Yo no quiero morir ni entiendo nada. Reniego de ti pero, mas aun, creo que existes.
Después de eso, el grano de arena, ya muy debilitado, se desintegran por el peso de una enorme serpiente que se desliza suavemente y lo aplasta. Sus átomos separados se esparcen por el aire; pero la esencia de esa vida, que es la Consciencia Inteligente, queda libre para ser llamada por Dios.
- ¡Mi pequeño y querido grano de arena! Que alegría verte libre y suelto! ¿Como están tus deseos gloriosos de elevación? ¿todavía quieres crecer mas y mas?
- Si, mi Dios- responde el granito de arena- Eso nunca lo he olvidado por mas fastidio y desventura que tuve allá abajo.
- Entonces, todo marcha perfectamente bien; por lo tanto, mereces una recompensa. Te doy a elegir ¿Qué envoltura física quieres ahora visualizar? ¿Qué te gustaría ser?
- Todo menos un grano de arena común, porque ya comprendí bien eso. Se deslizarme suavemente por el suelo, dar oportunidad al viento para que me empuje, ofrecer resistencia al sol para que no me aniquile. He aprendido a defenderme de los animales dañinos como la serpiente y el alacrán, me hundo debajo del terreno con prudencia para que no me trituren con su peso. Lo que paso últimamente con la serpiente fue porque estaba debilitado. He aprendido todo lo que un desierto puede enseñar. Ahora, quiero otra cosa, tener mas horizontes.
-Como, por ejemplo, ¿qué?- le pregunta Dios.
El granito de arena queda pensativo. Nunca había sospechado que se le diera oportunidad de elegir.
- ¡Ah, ya se! Quiero ser un gusano fuerte y listo. Así, me moveré por encima de la arena sin aplastar los granos por tener un cuerpo liviano que casi no pesa nada.
-Bien- responde Dios- Se cumplirá tu deseo, pues has pedido sin rencor ni egoísmo. Seras un gusano.
Así, el pequeño grano de arena queda convertido en un gusano de cuerpo largo y suave. Ya no nace en el desierto sino que mejora su ambiente. Aprende otras lecciones en un jardín donde vive con mariposas, ranas, escarabajos y pajaritos. Todo se ha ampliado, es mas feliz, ya no se acuerda de haber sido antes un grano de arena mas en el inmenso desierto.
La vida parece maravillosa, pero hay cierto peligro en el aire. El bello gusanito se siente angustiado, lleno de temor por los picotazos de los pájaros, los ataques de los insectos y en las hojas donde él reposa, huye de las ranas que pueden comerlo. Cierto día, un ave de brillantes colores, que vive en el jardín vecino, se traga al pequeño gusano como alimento. Nuevamente, se presenta ante Dios, clemente y amoroso, para rendirle cuentas; aunque se siente muy pequeñito, triste, decepcionado.
- ¡Que alegría verte! Ya veo que has crecido en experiencia ¿Te sientes contento de vivir? ¿Has aprendido todas las lecciones?
- Si, mi Dios, pero he pasado por muchos sobresaltos y calamidades allá abajo y no quiero ser mas gusano.
- Has comprendido algo valioso. Es lo siguiente: En la vida, hay que estar fortalecidos para defenderse, pues existen el bien y el mal. Ahora, debes entender otras cosas. Todavía, te queda mucho por experimentar. ¿Qué te gustaría ser?
- Un caimán- contesta rápidamente el gusanito - Así, comeré a otros y no seré comido, me sentiré fuerte, me respetaran, todos me temerán al sentir mi poderío.
- Bien, si eso quieres, seras un caimán.
El gusanito despierta ahora sumergido en las aguas de un rió caudaloso lleno de feroces cocodrilos. Crece tan fuerte como ellos, pero el cuchillo afilado de una cazador, clavado en el bajo vientre, acaba con su vida. Después, el hombre le arranca la piel y se aleja indiferentemente.
La próxima vez, quiere ser una gaviota para volar por encima de las aguas y que ningún cuchillo la alcance. Aprende la libertad del viento; pero, siempre anhela mas cosas. Cada vez, las lecciones experimentadas en las distintas especies resultan insuficientes, un estimulo para seguir creciendo.
Mucho tiempo ha transcurrido desde que fue un simple grano de arena en el desierto infinito. Sus aspiraciones han aumentado; ahora, pide a Dios que quiere ser un gato protegido, amparado en ambiente domestico. Entonces, nace en un hogar al cuidado de una niña que se llama Camila y tiene doce años. Es un lindo felino blanco y negro de sedoso pelo, mirada cariñosa. Como recompensa a tantos peligros y sin sabores, ha encontrado amor y tranquilidad, duerme en mullidos cojines; luego, aprovecha el tiempo observando las costumbres de sus amos, su comportamiento, para familiarizarse con el ambiente humano e ir aprendiendo a base de experiencia.
Su inteligencia ha crecido mucho. Se ha vuelto listo y ágil. Vive pendiente de agradar a Camila, a la familia y de saber lo que ellos quieren de él, lo logra admirablemente pues la niña lo adora. Se puede decir que es un gato feliz, no corre peligro alguno y esta perfectamente amparado. Todas las mañanas, despierta a Camila para que se levante y vaya al colegio; èl sabe la hora exacta. Con rigurosa precision, se sube a la cama de la niña, se acurruca a su lado y le pone su patita en la nariz como suave caricia. La niña despierta al instante, pues ya sabe que el gatito es su despertador seguro.
La vida parece color de rosa; pero una infección fulminante acaba con la vida del gato. Nuevamente, se presenta ante Dios.
- ¡Que alegría vete de nuevo! ¿Como estas? ¡ya has crecido mucho! ¿Te gusta vivir?
- Si me gusta vivir, pero aun no he logrado mis deseos. Necesito mas tiempo, porque tengo muchas mas lecciones que aprender, cosas interesantes por experimentar.
- ¿Que te gustaría ser ahora? le pregunta Dios.
-Indudablemente, una persona. Ya he aprendido las costumbres de los humanos, quiero ser tan inteligente como ellos, deseo gozar de sus comodidades y sus placeres.
- Si lo deseas, así será. Que tu anhelo se cumpla.
Ahora, después de milenios e infinito tiempo, el granito de arena ha alcanzado el Reino Humano. Tiene muchas experiencias por realizar. Es un camino largo, difícil, lleno de metas gloriosas, de grandes sufrimientos. Experimenta que es ser un hombre, comprende lo que significa nacer como mujer, conoce la riqueza y la pobreza, el amor y el odio, pasa por condiciones humillantes: Esclavo, sirviente, obrero. Goza también de tiempo glorioso, disfruta del poder como rey y vive en la opulencia, es alabado por quienes lo rodean.
En su condición humana, experimenta la enfermedad, pasa por la vejez, conoce la fealdad, la belleza física, la prepotencia que da la acumulación del dinero, de bienes materiales. Luego, por hastío de lo mundano, se inclina hacia lo espiritual. Lo vemos, en una existencia, dedicado a la meditación como monje budista, pasa por varias razas para aprender que no importa nada el color de la piel, conoce las desavenencias conyugales para llegar a valorar el amor verdadero, roba en una vida y, en la otra, realiza la honradez. Así, el tiempo va pasando inexorablemente un día tras otros.
Cuando ese ser humano ha crecido ya mucho y bastante se ha fortalecido, le es permitido alcanzar la superior condición de Hermano Mayor. Luego, sube a esferas mas altas, pero tampoco allí termina su evolución. Siempre, hay mas metas por alcanzar, mayores alturas, pues la evolución es ilimitada, nunca termina y no hay un solo lugar de manifestación sino muchos, ya que existen numerosos mundos en otros planos.
Luego, de infinito tiempo, el pequeño gusano llega a ser como un Dios, un alto ser de luz y comprende que la vida es ilimitada porque nunca termina. Todavía, le queda mucho por experimentar y aprender. ¿Cuál es el limite? No lo hay en el eterno vivir, después que se comienza a ser y existir.
Cuento extraído del Libro Semillas de Luz, Obra Ray Sol
paginas del 133 al 138



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